Se
ha comprobado que, durante varias generaciones el cuerpo de las aves que viven
en las zonas vírgenes de la selva amazónica se ha vuelto más pequeño y sus alas
se han alargado, lo que indica que los cambios en las condiciones ambientales
pueden incluir nuevos desafíos para los seres vivos.
La omnipresencia del cambio
climático El cambio climático está afectando a las zonas de la selva amazónica
más vírgenes, donde apenas ha entrado el ser humano, pero sí lo han hecho las
consecuencias de sus acciones. Este es el alarmante resultado arrojado por el
estudio que realizaron científicos de LSU (Louisiana State University), quienes
utilizaron una recopilación de datos que se había hecho durante más de 4
décadas.
Descubrieron que el número
de las aves más sensibles de la selva amazónica había disminuido de manera
significativa, pero, además, las que quedaban presentaban una alteración en la
longitud de las alas y el tamaño del cuerpo, unos cambios físicos que se
vinculan al calentamiento global provocado por el cambio climático
antropogénico.
Adaptación inducida Según declararon los
científicos, hasta en las áreas más prístinas de las zonas vírgenes de esta
enorme selva se pueden apreciar, los desastrosos efectos que ha provocado en el
clima las acciones humanas. El alargamiento de las alas de las aves amazónicas
y su merma en el tamaño corporal no ha sido casual ni rápido, sino que es una
adaptación que solo se ‘fija’ tras el paso de varias generaciones. Las
adaptaciones suelen estar inducidas por cambios en el medio ambiente y tiene
multitud de formas de manifestarse ya sea a nivel morfológico como es el caso
de estas aves, como nutricional, fisiológico e incluso puede inducir a los
animales a cambiar de costumbres migratorias y reproductivas.
Asombrosas comprobaciones
Cotejando datos se concluyó que la mayoría de las aves experimentaron una
reducción de masa corporal o al menos una disminución de su peso de al menos un
2% cada diez años, desde la década de los 80. La evidencia demuestra que, un
ave que aproximadamente pesaba 30 gr. en 1980, en la actualidad apenas llega a
los 27.6 gr, un hecho que los científicos consideran tan significativo como
alarmante. Las aves que viven en los suelos oscuros y frescos de la selva
tropical amazónica experimentaron menos cambios, sin embargo, las que lo hacen
a mayor altitud y se exponen más a unas condiciones más secas y a los efectos
del calor, evidenciaron variaciones mucho más evidentes, tanto en el tamaño de
sus alas como en el peso.
Estos cambios podrían
deberse a que, por residir en las alturas su necesidad de volar es mayor que
las que habitan a ras del suelo. Para adaptarse a un clima más árido y caluroso
han reducido la carga corporal y alargado sus alas con el fin de aumentar su
eficiencia energética al volar, puesto que necesitarán menos cantidad de
aleteos para ir de un sitio a otro.
Fuente: Energias Renovables
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