El huracán Bukele irrumpirá con fuerza en la
Asamblea salvadoreña al lograr una victoria nunca vista antes en el país desde
la llegada de la democracia, en 1992. El presidente Nayib Bukele logró una
contundente victoria en las elecciones legislativas del domingo 28 de febrero
al lograr el 65% de los votos según la primera fase del escrutinio.
Con el 50% de las actas contabilizadas, la tendencia
confirma la irrupción de su partido Nuevas Ideas (NI) en las instituciones del
país centroamericano. Con estas cifras, Bukele no necesitará ni siquiera a
otros partidos pequeños, ya que rozaría los 56 escaños y, por tanto, la mayoría
absoluta en la Cámara. Las cifras apuntan al hundimiento de los partidos
tradicionales, la izquierda del Frente Farabundo Martí (FMLN) y la derecha de
la Alianza Nacional Republicana (Arena) que han sido borrados del mapa.
La victoria de Bukele, de 39 años, la más
contundente lograda nunca antes por un partido en El Salvador, es la sepultura
del modelo surgido tras la guerra civil (1980-1992) en la que el país fue un
sangriento tablero de la Guerra Fría, con el FMLN y Arena como bandos
contendientes. Desde entonces y ya en democracia, ambas formaciones se han
alternado en el poder sin resolver ninguno de los principales problemas: El
Salvador sigue siendo uno de los países más desiguales de América Latina y la
corrupción se ha enquistado en el aparato del Estado. Salvo el último
presidente, Salvador Sánchez Cerén, los tres anteriores fueron encarcelados o
huidos por el saqueo continuado de las cuentas públicas, reseñó El País.
A partir de ahora, si se confirman los datos, no necesita
negociar con nadie para nombrar al fiscal general, un tercio de los jueces de
la Corte Suprema o el procurador general de Derechos Humanos.
En sus manos también estará la Contraloría
(tribunal) de Cuentas. Precisamente, la opacidad en el gasto público es uno de
los principales reclamos en su gestión ante el temor a un disparado gasto
público en un contexto de pandemia que ha provocado una caída del economía del
8%.
El Gobierno de Bukele se ha negado una y otra vez a
rendir cuentas de nada a pesar de los requerimientos y, con la Contraloría de
Cuentas en sus manos, a la penumbra le apagan la luz. Uno de los mayores
temores de la oposición en la nueva Asamblea es que la reforma constitucional
que está en marcha termine en una Constituyente con la que trate de buscar la
reelección (el periodo presidencial actual está limitado a un mandato de cinco
años).
Para dimensionar el tamaño de la victoria, nunca un
partido había logrado tantos diputados. La cifra más alta la logró Arena en
1994 al sumar 39 diputados. En esta ocasión, Bukele rozará los 56 si se
confirman los resultados preliminares. Según el politólogo Álvaro Artiga, es
momento de impulsar en El Salvador una reforma fiscal, una reforma de las
pensiones y una reforma constitucional en lugar de giros autoritarios.
Fuente El País
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